EL MAGNIFICAT DE MARÍA

La figura de María dentro de los evangelios no es muy ampulosa, son pocos los pasajes que hacen referencia a la Madre de Jesús,  a pesar de ello los escasos versículos que hablan de María se encuentran llenos de enseñanza y de amor.

Quizás la cita bíblica más conocida es el "Cántico de María" (Luc. 1, 46 - 55)  dicho pasaje se encuentra en directa concordancia con el Cántico de Ana (1 S. 2, 1-10),  en ambos casos  se hace referencia a la esperanza de los pobres que encuentran en Dios su único consuelo,  con la diferencia que en el Cántico de María o Magnificat dicha esperanza es presentada de una manera más presente y personal.

En todo caso El Cántico de María no es una mera oración de humildad y de sumisión hacia Dios,  representa más bien el actuar de Dios en la historia de la salvación,  donde EL se hace presente en medio de los débiles y de los pobres no solo para consolarlos sino también para liberarlos  del pecado, de las injusticias y  de las opresiones de los poderosos.  Es en este sentido el Magnificat una oración de liberación en los dos sentidos ya expuestos.

Desglosando un poco esta magnífica oración vemos que se encuentra dividida en tres partes,  la primera va de los versículos 46 al 50, en ellos encontramos la dualidad humildad - grandeza,  María se sabe humilde y esclava ante Dios, pero a la vez hace presente que es justamente en esa humildad que la grandeza de Dios se hace presente,  desplegando su misericordia a través de los tiempos, básicamente nos enseña que la verdadera trascendencia  sólo proviene de la humildad ya que es justamente en los humildes donde Dios se hace presente.

La segunda parte que va del versículo 51 al 54 hace referencia a la predilección de Dios hacia los más débiles,  en estos pasajes la opción bíblica hacia los pobres se hace evidente,  El Cántico de María sentencia a los ricos y poderosos a ser  desplazados por el brazo de Dios,  en este sentido se encuentra totalmente  en sintonia con la linea profética  del Antiguo Testamento, dando esperanza a los sin esperanza y sentenciado a los orgullosos y poderosos a quedarse sin nada,  no por el hecho de ser ricos,  sino por mostrar indiferencia hacia el dolor humano.

Los dos últimos versículos hacen alusión a la promesa mesiánica ya anunciada por los profetas en el Antiguo Testamento.

Como vemos El Cántico de María o El Magnificat no es solo una mera oración, representa la esperanza de todo un pueblo que espera en su Dios la liberación del pecado, de la injusticia y de la pobreza, conlleva la esperanza de todos los cristianos que esperan en Dios confiados.

Marce Miranda Loayza


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