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Mostrando entradas de junio, 2021

LO DIABÓLICO Y LA SOCIEDAD

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El mal es básicamente la ausencia del bien. Para la religión cristiano-católica se relaciona con la idea del pecado, convirtiendo así el mal en una ofensa directa contra  Dios. Ya en pleno siglo 21 la idea del mal simplemente se ha relativizado, a tal punto, que muchas actitudes, situaciones o actitudes que, antiguamente eran consideradas como malas, hoy son prácticamente normales, por lo que no son consideradas como negativas. Entrar en una discusión filosófica sobre la existencia del bien y del mal es caer en saco roto,  ya que la sociedad  hedonista,  en la que nos desenvolvemos se ha esforzado para que el ser humano vea el dilema del bien y del mal como una simple discusión casi folklórica y de escasa relevancia. Esto por una simple razón: una sociedad sin preceptos morales claros es más fácil de engañar, disfrazando lo malo como bueno y tildando lo bueno como algo malo, o por lo menos anticuado. Por ello, en este pequeño  espacio simplemente tratare de explicar cómo llegó el  mal

LA LEY EN LA BÚSQUEDA DEL BIEN COMÚN

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El Estado tiene entre sus  atribuciones normar y dictar normas, es decir,  puede  proponer leyes para luego hacerlas cumplir. En el caso de las normas penales éstas pueden ir variando con el paso del tiempo dada la evolución y complejidad de las sociedades, es totalmente factible por ello que se tipifiquen y sancionen nuevos delitos y otros vayan desapareciendo. El Estado como el único poseedor del poder coercitivo y coactivo tiene no solo la opción sino la obligación de crear normas para una adecuada vida en sociedad ahora bien,  utilizar esta atribución para construir una normativa penal con serios indicios de tintes políticos no es pertinente ni mucho menos legítimo. La legitimidad dentro del derecho penal surge de la delgada línea entre lo que el estado quiere normar y lo que la sociedad requiere que sea normado, romper este equilibrio entre Estado y Sociedad puede llevar por un lado a la desnaturalización del Estado como rector de la convivencia pacífica, permitiendo que el hech