
Vivimos en un espejismo populista construido hábilmente de forma en la cual se tiene como verdad situaciones ficticias o por lo menos trucadas, tenemos a toda una generación que no a conocido alternativa alguna al Movimiento al Socialismo, por ende muchos toman por cierto sombras pensando que son realidades.
Al igual que en el mito de la caverna de Platón las personas que por una u otra razón despiertan a la realidad o por lo menos sienten que pueden existir alternativas diferentes a las expuestas por Morales y el partido de gobierno son objeto de críticas, menospreciados en su forma (legítima) de pensar y son tildados por lo menos de traidores o vende patrias.
Como vemos, las sombras parecieran ser más reales que la realidad misma, los que despiertan y ven más allá de lo permitido y expresan o comparten lo visto y oído fuera de la caverna difícilmente encuentran receptividad a sus ideas, muchos prefieren regresar a la oscuridad convencidos que el mirar afuera por mucho tiempo solamente conlleva distorsionar su visión y su percepción.
Resulta de este modo extremadamente complejo hacer ver más allá de las sombras del populismo actual a la sociedad boliviana, pese a ello son cada vez más los que se atreven a salir de la caverna para mirar una realidad completamente distinta a la que se persive en el fondo de las oscuridades.
La transición va a ser dura y compleja, muchos extrañaran las sombras pues estas de alguno u otro modo les hacen sentir seguros y protegidos, ya se dio el primer paso, el pueblo boliviano decidió en las urnas no dar paso a la re elección de Evo Morales, pese a ello los artífices de las sombras se niegan a dejar el poder.
Al final ninguna sombra perdura por siempre, basta con un pequeña luz para perforarla, vamos en camino.
Marce Miranda Loayza