FILOSOFÍA DEL PENSAMIENTO


La curiosidad es la base del conocimiento científico, mientras que la pregunta es la base de la filosofía. Ambas premisas son inmanentes al ser humano, transformando y creando conocimiento y pensamiento. Esto es lo que nos hace únicos frente a las demás criaturas,  pero no o por ello se debe asumir   una posición de superioridad, en todo caso nos pone en una situación de responsabilidad frente a la creación.
 
El conocimiento como base del pensamiento no solo requiere  la acumulación de conceptos, sino también necesita su racionalización; es ahí donde el conocimiento indaga la realidad y la analiza.
 
Las realidades sociales se mueven y transforman con el transcurso del tiempo, con detonantes puntuales que hacen que dichas realidades cambien de manera abrupta y se mantengan en el tiempo. Estos puntos de inflexión en la historia de la humanidad pueden ser estudiados y analizados a la luz de todas las ciencias; es ahí donde la filosofía y el estudio del pensamiento se convierten en baluartes esenciales de la historia, pues no se puede entender una acción social sin antes comprender el pensamiento humano.
 
Con el cambio de paradigmas propios del siglo XXI los avances tecnológicos han ido supliendo al pensamiento racional, es decir, los algoritmos matemáticos y la inmediatez de la noticia sustituyen a la curiosidad y a la investigación. De esta manera el conocimiento ya no es racionalizado, es decir, no es desmenuzado a la luz de la razón, simplemente es aceptado y acumulado.
 
La acumulación de conceptos no contribuye a la formación del pensamiento, pero si es altamente funcional para la manipulación del mismo. El conocimiento acumulado puede ser entendido como la repetición constante de conceptos; sin una adecuada racionalización del mismo simplemente se lo repite y luego se lo desecha  logrando con ello  que la persona se vuelve altamente irreflexiva y extremadamente vulnerable a la manipulación y al engaño.
 
Cuando el estudio del pensamiento y su racionalización pierden terreno el totalitarismo avanza.   A pesar de ello contrastar ideas y desmenuzarlas es algo inmanente al ser humano; por ende, siempre existirá la contraposición entre el  conocimiento acumulado y el conocimiento racionalizado.  Los algoritmos y la inmediatez de información -elementos sumamente utilizados por intereses totalitarios  disfrazados de colectivos minoritarios- no pueden condicionar al ser humano ya que este sigue tratando de entender su realidad, no para manipularla, sino para trascenderla.
 
Hegel (1770 - 1831)  señalaba que la verdadera libertad radicaba en el pensamiento. En contraposición a ello tenemos a las revoluciones ideológicas propias de la segunda mitad del siglo XX y principios del siglo XXI, donde la libertad de pensamiento queda supeditada al concepto colectivo -premisa que se mantiene hasta nuestros días- donde la masa social sigue preceptos idealizados de libertad e igualdad, los mismos que se encuentran encadenados a la ideología imperante. Se suplanta la verdadera libertad con la engañosa promesa de progreso, es así que el pensamiento racional es tachado de obsoleto, racista, misógino, etc; y la realidad  pasa a ser un supuesto idealizado a futuro construido de ilusiones y promesas incumplidas.
 
La acumulación de conceptos como premisa de conocimiento necesita de un cimiento educativo, social y político. No  resulta ajena la imposición de políticas educativas, tampoco el bombardeo mediático en contra del pensamiento racional  y finalmente la imposición de regímenes populistas progresistas en la política occidental. Sin embargo, el conocimiento racionalizado, al ser inmanente al ser humano, siempre saldrá en contraposición al absolutismo y a la imposición de posturas, pues pensar es sinónimo de libertad y la libertad no se negocia.


Marcelo Miranda Loayza

Artículo publicado originalmente el 21 de septiembre de 2021 en el matutino EL DIARIO

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