El
bombardeo mediático oficialista al cual somos sometidos día tras día ya no nos resulta
para nada extraño. No cabe duda que el régimen masista tiene dinero de sobra
para publicitar hasta el cansancio
los supuestos logros oficialistas, donde nos muestran un país
casi maravilloso, lleno de amor y dialogo, encandilando aún más a sus
ingenuos seguidores, los cuales, hasta el momento, se han dejado engatusar por las supuestas
bonanzas del actual gobierno y su castillo de naipes.
La
receta del aparato estatal en materia de comunicación es simple, pero a la vez
eficaz, es decir, descalificar cualquier punto de vista contrario al gobierno,
para ello utilizan todos los medios posibles, en este sentido es normal ver a
ministros, asambleístas y hasta fiscales
en sendas conferencias de prensa, lanzando dardos contra cualquier
opositor que ose disentir con el actual gobierno. En esa misma línea tenemos a
varios medios de comunicación, supuestamente imparciales que
"cocinan" noticias para agradar a la cúpula masista y denigrar a todo
aquel que piense diferente. De esta manera, se construye una asfixia mediática
llena de spots publicitarios favorables
a las políticas de Lucho Arce.
La
monopolización de los medios radiales en las zonas rurales, también es alarmante; de más esta
decir que la información que lanzan al aire estas emisoras son dirigidas y
maquilladas para que el gobierno aparezca como víctima de ataques
"golpistas" por parte de la malvada oposición, queriendo con ello
generar rechazo y odio a cualquier voz
disidente.
En
lo que toca a los medios televisivos, el aparato estatal no solo cuenta con una
red nacional dependiente del Estado, también tienen a su favor redes privadas “amigas” muy importantes, cuya función es maquillar a la mentira y ocultar la verdad.
Es
de esta manera, que se “maquillan” las incontables incógnitas, preocupaciones y
necesidades del pueblo boliviano; pero no se quedan ahí , la fabrica de
mentiras precisan de algunas cosas más, como por ejemplo, una total sumisión
del poder judicial hacia el gobierno central,
logrando con ello enjuiciar a todos y cada uno de los opositores del
gobierno, muchos con más de una docena
de imputaciones sacadas de los pelos;
todo ello con la venia del Ministro de Justicia, el gran inquisidor.
Pero
para construir una buena mentira el aparato estatal también recurre a técnicas
que dejarían boquiabiertos a los mas
grandes magos del mundo; desde la desaparición de pruebas de corrupción hasta
la aparición de cartas diplomáticas falsificadas, material bélico trucho, electores fantasmas, desaparición de pruebas reales en contra de
Morales, etc. Como acto final la desaparición por largos periodos de tiempo del
presidente Arce hacen ver al mismísimo Harry Houdini como un simple aprendiz.
Así
se va construyendo la mentira del "vamos a salir adelante", es
decir, mentira tras mentira se edifican
castillos de naipes con cimientos de pompas de jabón y espejismos fraudulentos.
Marce Miranda Loayza
Artículo publicado originalmente el 28 de julio de 2021 en el Matutino, El Diario