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Tona de la FEJUVE |
La
toma “pacífica” de las oficinas de la FEJUVE en el centro paceño fueron muestra
clara de la voluntad de diálogo de los cariñosos seguidores del MAS, de seguro
las piedras que lanzaron al inmueble llevaban consigo mensajes de unidad y
reconciliación; obviamente las personas que se encontraban dentro no supieron
entender estos mensajes de paz y de amor y por esta razón decidieron escapar
por las ventanas de dicho inmueble, poniendo en serio riesgo sus propias vidas.
Tampoco
fueron bien comprendidos los mensajes de ánimo que llevaron los furibundos
seguidores del Movimiento al Socialismo a diversos ministerios, los gritos que
emanaban por parte de los pacíficos socialistas fueron mal entendidos por los
funcionarios públicos increpados; en realidad, lo único que querían lograr era
darles ánimo y cariño, no entiendo cómo se puede llegar a dudar del sentimiento
de paz que emana de plaza Murillo.
Al parecer no estamos entendiendo los buenos sentimientos del “Jilata David”, pues para el masismo la unión del país es prioridad, las muestras de “cariño” que se vienen dando en medio de piedras e insultos son solo una forma más de amor y comprensión. Al no entender la simbología socialista no nos damos cuenta de que todas las piedras lanzadas son sinónimo de cariño; definitivamente nos falta mucho por aprender de la buena voluntad del partido de gobierno.
Claramente
las palabras de reconciliación del Vicepresidente están dando sus frutos, de lo
contrario no se podrían justificar las amenazas de muerte a todo opositor que
se cruce en el camino de la horda masista; al parecer no estamos entendiendo la
gran amplitud de esta extraña forma de amor.
Como
hemos estado observando en estos últimos días, el amor y el pacto de
reconciliación propuesto por el “Jilata David” es solo una demostración de
amor, pero del amor tóxico que destila el MAS, donde el agresor se ve a sí
mismo como inmaculado e inocente, mientras que la víctima es la causante de
todo acto violento por parte del tóxico.
Al
terminar este artículo me pongo a pensar, hasta cuándo seremos siendo las
víctimas sumisas del violento, hasta cuándo seguiremos creyendo la típica frase
tóxica: «te prometo que voy cambiar».
Marcelo
Miranda Loayza
Articulo originalmente publicado el 13 de noviembre de 2020 en el Matutino El Diario