La Iglesia y la FE general vienen pasando momentos difíciles, los escándalos de abusos sexuales por parte de clérigos y laicos están alcanzando ribetes de escándalo dando como resultado que miles de fieles alrededor del mundo desconfíen (con justa razón) de la Iglesia Católica y de la FE en general, pues en uso pleno de su libertad y razón se preguntan ¿Y dónde estaba DIOS?, ¿Por qué permitió estos abusos?, Y por si fuera poco la arremetida mediática por parte de grupos ligados estrechamente a un marxismo cultural (aborto legal, matrimonio igualitario, eutanasia, ideología de género, etc.) están poniendo entre las cuerdas a una IGLESIA que ve con asombro como la sociedad entera va poniendo en tela de juicio la idoneidad de la Iglesia Católica como institución y no solo eso, también a la misma existencia de DIOS.
La FE e incluso DIOS mismo están queriendo ser eclipsados por una oscuridad INTRASCENDENTE, es decir que por su carácter mediático, inmediatista y hasta diría hedonista solo genera una espesa bruma o una gran sombra, si bien su tamaño e impacto son de relevancia siempre son momentáneos, pueden llegar a oprimir el corazón pero jamás podrán llegar a eclipsar a DIOS.
La presencia de DIOS no se basa en momentos o circunstancias aunque sean oscuras o traumáticas, la trascendencia es a temporal, es decir va más allá del tiempo, lo envuelve todo, lo supera todo y lo purifica todo; DIOS no puede dejar de mostrar su luz por el simple hecho de que esta es eterna, pura y perfecta, penetra cualquier oscuridad por más profunda que está sea, la luna por más que intentase opacar al sol siempre termina vencida por la luz envolvente del astro rey.
Un claro ejemplo de ello se da en la KENOSIS detrás de la CRUZ, la magnificencia divina no termino clavada en dos simples maderos, y si ni la cruz no pudo con la divinidad y la eternidad del AMOR DE DIOS, menos lo harán los gritos temporales y banales de aquellos que promueven la muerte y el aborto o los hechos delictivos de sacerdotes que faltaron a su FE y al AMOR DE DIOS.
DIOS sigue ahí donde siempre a estado, la traición y la muerte no lo eclipsan, todo el mal que por decisión propia el ser humano derrama sobre su propia humanidad solo genera cierto miedo e incredulidad pasajera, la ETERNIDAD no se eclipsa ante un simple momento por mas oscuro que esté sea.
DIOS no se muda.....
Marce Miranda Loayza