ORACIÓN Y PENITENCIA

La oscuridad por más profunda que sea siempre  puede ser rota con una simple y pequeña luz, no existe pecado que prevalezca a la santidad y no existe odio que no pueda vencerse con un poco de amor. Las últimas semanas hemos visto con dolor y hasta impotencia como el pecado y los delitos de varios sacerdotes y religiosos salpicaban y manchaban de vergüenza a la Iglesia Católica, generando con ellos sendos titulares en los medios de comunicación, ganando  en morbo y dinero, apelando a  una re victimización de los afectados, para luego simplemente relegarlos al olvido.


Si bien todos estos macabros hechos son reales y tienen que ser esclarecidos y juzgados de manera pronta, efectiva y dura no por ello se puede borrar de un plumazo todas las obras de misericordia y amor que realiza la Iglesia en todo el mundo, no se puede olvidar tan fácilmente el aporte de miles de Santos de la Iglesia que cambiaron el curso de la historia y de la humanidad, no podemos manchar por el pecado de  estos sacerdotes que entregaron su alma al diablo las virtudes y aportes de Mons. Romero, Madre Tersa de Calcuta, San Francisco de Asís, San Juan Bautista de La Salle, San Ignacio de Loyola, Don Bosco, Santa Teresa de Jesús, Santa Rosa de Lima, San Josemaría Escrivá de Balaguer, etc, etc, etc, todas y cada una de estas personas tocaron con su santidad a millones de personas alrededor del mundo, coadyuvando a la construcción de una sociedad más justa, digna y solidaria.

Nada justifica el dolor y el horror que sufrieron las víctimas de estos abusos, tratar de minimizarlos sería un grave error, pero a pesar de la oscuridad profunda y maliciosa que emana de estos terribles hechos todavía nos queda DIOS, CRISTO aún se mantiene firme en la EUCARISTÍA y el ESPÍRITU SANTO sigue soplando en medio de nosotros, en este sentido todos los bautizados deberíamos sentirnos llamados a mostrar esa luz de amor y misericordia, que la vergüenza del pecado de otros no callen la belleza del EVANGELIO, que los delitos mencionados sean duramente sancionados, pero que no por ello se silencie la santidad y el amor que existe en medio de nuestra iglesia.

Es tiempo de reflexión y a la vez de contrición,  de aceptar con humildad el dolor y la vergüenza que emana de los abusos a niños por parte de sacerdotes  y del silencio cómplice de algunas autoridades eclesiales. Es hora de ayudar a cargar la pesada CRUZ que está recayendo sobre la IGLESIA, es tiempo de ORACIÓN y PENITENCIA.

Te pedimos SEÑOR que no mires nuestros pecados sino la FE de tu IGLESIA...que así sea.

Marce Miranda Loayza

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