GRITOS IGNORADOS

Pensilvania, Irlanda, Chile, México, Argentina, Australia, Boston, etc, etc, etc, son los nombres de ciudades o países en los cuales miembros del clero de la Iglesia Católica cometieron actos innombrables contra niños y jóvenes, arrebatándoles su inocencia y niñez, salpicando con sus delitos y pecados a miles de niños alrededor del mundo, por ende poniendo en tela de juicio la idoneidad y la santidad de la Iglesia Católica alrededor del mundo


Los medios de comunicación han sacado a la luz pública las miles y miles de páginas de investigaciones, testimonios y encubrimientos sobre los casos de abusos sexuales cometidos por el clero, de esto ya se ha escrito mucho, es así que entre acusaciones y arrepentimientos las víctimas muchas veces son sometidas a una  re victimización, para luego ser usadas por estos mismos medios y posteriormente  olvidadas.


El pecado siempre genera más atención y prensa, más aún en el caso puntual de abuso a menores por parte de sacerdotes y religiosos, aunque siendo sinceros esto  fue de mucha ayuda a la hora de sacar a la luz estos delitos, pues fueron muchos los años de impunidad y muchos los gritos  que pedían justicia, el dolor de los niños abusados nuevamente clavaron a CRISTO en la CRUZ, sus gritos de dolor ahora son por  ellos y la lanza de la impunidad nuevamente atravesó su costado.

Es necesario que todos los que nos decimos ser parte de la iglesia católica pongamos nuestro granito de arena para revertir esta imagen oscura que se da como resultado de todos los escándalos y delitos mencionados, la luz que emana de la Iglesia no puede ser eclipsada por la oscuridad pecaminosa de aquellos sacerdotes y religiosos que abusaron de su posición para vulnerar a aquellos  a los que estaban llamados a proteger.

El pecado hecho delito genera más atención, es por ello que todos  lo conocen y  por ende opinan de ello, pero nadie habla de los miles de sacerdotes y laicos que obran en coherencia y Fe cambiando millones de vidas alrededor del mundo.  Ahora bien, no por ello debemos tratar de tapar la realidad triste por la cuál está pasando nuestra iglesia.

La iglesia como cuerpo de Cristo lleva en sí una santidad implícita, pero como institución humana  ha permitido que el pecado y la oscuridad hagan el suficiente ruido hasta el punto de generar una sustentada y fundamentada desconfianza en toda la sociedad.

Ya es hora de que la Iglesia deje de sacar cartas de arrepentimiento, se tiene y se debe empezar a frenar de forma efectiva estos delitos, y sobre los que ya se tiene conocimiento denunciarlos abiertamente, sin miedo, ya no se puede seguir apagando incendios cada vez que salgan a la luz estos hechos, la iglesia tiene que tener una respuesta más rápida y eficaz, sin esperar a que los medios de comunicación hagan de estos sendos titulares.

La vergüenza por estos delitos va a seguir manchando a la Iglesia, pero no por ello se debe dejar impune los delitos cometidos, ya no bastan las palabras bonitas o la cartas de arrepentimiento, se necesitan acciones concretas y claras para que ésta vergüenza no se convierta en complicidad.

Los gritos de dolor de los niños abusados siguen retumbando en el seno de la iglesia, es hora de escucharlos.

Seamos luz en medio de la oscuridad.......

Marce Miranda Loayza

compartir en facebook compartir en google+ compartir en twitter 

Entradas populares de este blog

CON UN CORAZÓN NOBLE

¿PERSONALIDAD REAL O PERSONALIDAD VIRTUAL?

LO VIRTUAL, LO REAL Y LA PERSONALIDAD