A la iglesia la formamos todos y en su unidad construimos el Cuerpo Místico de Cristo, es decir que en EL nos hacemos uno, de esta unificación nace la universalidad de su misión, la cual consiste en que cada vez más personas escuchen la BUENA NUEVA. La Iglesia como cuerpo místico de Cristo está llamada a la SANTIDAD como reflejo de la GRACIA DIVINA, pero a la vez al estar conformada por una humanidad propensa al pecado muchas veces es presa de su miseria.
La santidad y el pecado confluyen en el camino de salvación, la primera como aceptación del misterio divino y la segunda como tentación y caída, a lo largo de varios siglos estás dos realidades han formado parte de la IGLESIA que siempre ha caminado entre la santidad y el pecado.
Las últimas décadas la IGLESIA CATÓLICA se ha visto envuelta en varias denuncias sobre abuso sexual a menores por parte de sacerdotes, religiosos y laicos, sacando a luz una realidad triste y hasta escalofriante de miles de niños abusados de manera sistemática en el ceno mismo de la Iglesia, casos como los de Boston, Irlanda, Saint George, Chile, etc., reflejan el horror y el dolor a las que fueron sometidas las víctimas por años ante el silencio cómplice de algunas autoridades tanto civiles como eclesiásticas que prefirieron salvaguardar el "buen nombre" de la Iglesia antes que el bienestar de las víctimas.
Todo lo mencionado no sólo cae en lo que llamamos pecado, pues también son delitos penales los cuales deben y tienen que ser sancionados por las autoridades civiles correspondientes, a la vez se debe y se tiene que brindar todo el apoyo psicológico y emocional hacia las víctimas, el amor profundo e incondicional de CRISTO debe ser la guía que lleve a la iglesia a reconocer estos hechos y principalmente a ayudar a las víctimas.
Si bien estos delitos y pecados son objeto de un escudriñamiento mediático impresionante, no ocurre lo mismo con las buenas acciones (que las hay) que se dan dentro de la IGLESIA CATÓLICA, recordando que el Trigo y la Cizaña crecen juntas sería bueno y justo que las cosas maravillosas y buenas que ocurren en nuestra Iglesia sean de igual manera dignas de editoriales, documentales o reportajes, lastimosamente esto no ocurre así, pues se prioriza el morbo y el dolor antes que la GRACIA y la SANTIDAD.
La IGLESIA también es SANTIDAD la misma que por obvias razones no ocupa portadas o editoriales, pero no por ello dejan de existir, el pecado por más grande y abominable que sea nunca será más grande que la belleza de la SANTIDAD y la ACCIÓN SALVÍFICA DE JESÚS EN LA CRUZ.
Al ser la IGLESIA el CUERPO MÍSTICO DE CRISTO nos corresponde a todos hacer visible la SANTIDAD de nuestra IGLESIA, sin ocultar las miserias propias del carácter humano de la misma, pero haciendo énfasis en las múltiples historias de santidad y salvación que no solo cambiaron la historia de la IGLESIA sino también la HISTORIA DE LA HUMANIDAD, no podemos ocultar la BELLEZA de nuestra IGLESIA tras la vergüenza del PECADO de algunos, nos corresponde a todos hacer visible esta SANTIDAD, siendo "sal de la tierra y luz del mundo".
Marce Miranda Loayza