ENTRE SOMBRAS DE GIGANTES Y UNA FE INQUEBRANTABLE

Se imaginan que un luchador de WWE, o un experto en artes marciales mixtas, o uno de los jugadores enormes de la NBA, o peor aún,  uno de los jugadores temibles de los Old Blaks esperase afuera de nuestra casa para aplastarnos la cabeza a golpes,  por lo menos yo, ni siquiera asomaría la nariz fuera de mi casa pues se de la tremenda fuerza  que cualquiera de los mencionados poseen,  solo un  loco de remate se animaría a enfrentarlos sin un adecuado entrenamiento o una determinada destreza física; esto es justamente lo que paso con un muchacho de nombre David, se arriesgo, confío en Dios y ya sabemos cómo resultó.

Leyendo el pasaje bíblico en cuestión nos encontramos con un bravo guerrero de nombre Goliath, se dice que medía como tres metros y tenía recias armaduras, por espacio de 40 días desafío a todo el ejército israelí a que un "campeón" se atreviese a luchar con el, dentro de la símbología bíblica el número 40 representa el tiempo de prueba que Dios nos pone, 40 años en el desierto pasaron Moisés y su pueblo, 40 días paso Jesús en el desierto siendo tentado por el demonio, en el caso concreto que nos ocupa, el ejército judío estaba siendo tentado en su Fe, pues nadie se atrevía a plantarsele al temible Goliath, excepto por un chiquillo de baja estatura, pastor de ovejas, hijo de Jesé del pueblito insignificante de Belén.

David era joven e inexperto, pero tenía algo que lo hacía diferente a los demás, tenia FE, la misma que lo había hecho vencer con anterioridad a osos y leones, por ello al ver al enorme Goliath no sintió el más mínimo miedo ya que su mirada estaba fija en alguien mucho más grande y poderoso que aquel temible guerrero, David tenía fija su mirada en Dios, y ante EL, cualquier problema o dificultad es insignificante; sabemos bien como terminó el relato, David vence a Goliath con una piedra, una honda y por sobretodo con mucha Fe.

La vida está llena de Goliaths, no en el sentido de tener un gigante al frente de nuestras casas con ganas de partirnos la cabeza, nuestros "gigantes" son otros, problemas en el trabajo,  salud, estudios, etc., los mismos que se nos presentan como aquel Goliath, desafiante y aguerrido, haciéndonos pensar  que son invencibles, golpean nuestro corazón y ponen a prueba nuestra Fe, la esencia de los problemas no recae en su problemática específica, sino más bien en su sombra, la cual hace que fijemos la mirada en la magnitud del problema en cuestión, haciendo que nos llenemos de  temor al vernos a nosotros mismos como insignificantes ante tal situación, pero si levantásemos un poco más la mirada y dejásemos de sentirnos intimidados por nuestros problemas veríamos que cualquier sombra por más grande que sea siempre termina siendo atravesada por los rayos del sol, la Fe justamente hace eso, Dios potencia nuestras capacidades en la prueba, recordemos que a David le ofrecieron armaduras y espadas para salir a enfrentarse a Goliath, pero las rechazo porque no se sentía a gusto con ellas, solo fue con lo que sabía bien utilizar, su honda y unas cuantas piedras; entonces no busquemos excusas a la hora de afrontar nuestros gigantes, las armaduras y espadas que representan nuestras "seguridades" o nuestra "zona de confort"  no  ayudan en nada a solucionar y vencer nuestras dificultades, es más, terminan perjudicando, ya que con ellas solo vemos la sombra de nuestros "gigantes", en cambio la onda y las piedras que representan LA FE Y LA ORACIÓN, derriban cualquier inquietud, problema, depresión, etc., por la que estemos pasando, solo basta confiar en Dios.

Los soldados israelíes, bien entrenados en las artes de la guerra se sintieron intimidados por el tamaño y la fuerza de Goliath, se asustaron tanto que se olvidaron de su Fe,  por esta razón no se atrevían a enfrentarlo y justamente por ello es que fracasaron, en cambio David, un joven sin ningún entrenamiento venció, no por su experiencia en la guerra, sino por su Fe inquebrantable.

Sigamos el ejemplo de aquel jovencito de nombre David, tengamos Fe y confiemos en Dios y en EL derribemos cualquier gigante que nos ponga en frente la vida, QUE ASÍ SEA.

Marce Miranda Loayza

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