El hecho político como eje transversal dentro de las relaciones entre Estado y Sociedad no siempre logra alcanzar una máxima de entendimiento, muchas veces el conflicto hace agenda y el diálogo entre partes se convierte más en una guerra que en un encuentro entre pares. De esta manera se desata una especie de guerra mediática donde las mentiras y los insultos campean día tras día,
Ahora bien, es necesario poder consensuar de manera adecuada entre todos los actores de la sociedad civil para evitar cualquier tipo de susceptibilidades a la hora de proponer leyes de alto alcance y por ende también los sectores contrarios al partido de gobierno deben proponer antes que ofender, construir antes que destruir, esa tiene que ser la máxima de todos los sectores políticos del país.
La existencia de puntos en común podría ser un buen punto de inicio, el respeto a la opinión contraria también tendría que convertirse en una constante dentro del debate entre partes, escuchar y a la vez tomar en cuenta opiniones diversas sobre un mismo punto debe ser prioridad a la hora de construir leyes o políticas públicas.
Es mucho más complicado construir puentes que generar conflictos, lo primero requiere humildad, diálogo, reflexión, mientras que lo segundo solo un poco de pólvora mediática. Justamente por esta razón en el quehacer político muchas veces se prefiere lo segundo ya que supuestamente genera resultados a corto plazo, lastimosamente estos no son seguros y mucho menos duraderos, construir puentes, por otro lado, no solo brinda respeto y tranquilidad dentro de la sociedad, sus resultados son a todas luces superiores a un mero hecho coyuntural.
Imponer una visión política o una determinada ley no debe ser el camino a seguir, pero también urge reflexionar sobre el papel que juega en nuestro país la oposición política, estos deben optar decididamente por el diálogo, sin tratar de capitalizar "oportunidades políticas" a costa de una sociedad ávida de paz y tranquilidad. Un buen político ve en la necesidad no un conflicto sino un conglomerado de oportunidades para construir puentes, para ser luz en medio de la oscuridad, quizá los sectores contrarios al gobierno tendrían que entender que la adhesión o simpatía de la sociedad no se la gana con enfrentamientos, sino con ideas; ya es hora de que ambos lados dejen de enarbolar las banderas del conflicto y la confrontación y cedan el paso al diálogo, pues ambas partes tienen mucho que decir y por ende mucho de lo que ellas digan será rescatable, aplicable y necesario.
Todavía estamos a tiempo de encontrarnos como hermanos, distintos y con ideas opuestas pero hermanos al fin y al cabo, es necesario buscar por todos los medios puntos de encuentros, no vaya a ser que la historia y el pueblo mismo termine juzgando severamente a todos aquéllos que buscan la confrontación como una forma de hacer política.
Todo conflicto tiene una solución, solo basta empezar a escucharnos entre todos ¿Comenzamos?
Marce Miranda Loayza