CONSUMIDORES DE MUERTE

Las últimas semanas el país entero quedó consternado por el trágico desenlace de la joven pareja (Jesús y Carla) desaparecida el 1ero de Enero y el posterior hallazgo de sus cuerpos en un embovedado de río en la ciudad de La Paz, este macabro hecho saco a la luz varios aspectos oscuros  de nuestra sociedad que hasta ahora estaban ocultos bajo un manto de hipocresía y falsa seguridad.

Los bares clandestinos en todo país se constituyen en una especie de "tierra de nadie", donde las leyes y la normas básicas de seguridad simplemente no tienen cabida, los tragos son en su mayoría adulterados, no existen cámaras de seguridad ni puertas de emergencia, funcionan en horarios prohibidos, atienden a menores de edad y muchos de ellos son el "frontis" de lenocinios clandestinos siendo cómplices con ello de  trata y tráfico de personas. Todos estos bares tienen encima varias órdenes de clausura, las mismas que son simplemente ignoradas por los dueños a vista y paciencia de las autoridades que supuestamente están  llamadas a hacer cumplir la ley,  pero lo que más llama la atención no es su funcionamiento ilegal sino la gran cantidad de clientela que acuden a estos lugares de muerte y es que si no existiera demanda estos lugares simplemente no existirían o  por lo menos disminuiría ostensiblemente su cantidad.

La compra y venta de celulares robados en distintas ciudades de nuestro país mueve varios miles de dólares (mal habidos) al mes y a la vez se constituyen en el punto final de una serie de delitos que van desde el hurto hasta el asesinato, lugares como el  denominado "mercado chino" o la feria 16 de Julio en la ciudad de El Alto se han  convertido en una  especie de expendios de celulares robados, los cuales son vendidos a bajo precio nuevamente a vista y paciencia de las autoridades, lo grave de este asunto es que los llamados "clientes" conocen a la perfección que estos equipos son producto de delitos graves, aún así los compran sin ningún reparo siendo cómplices con ello desde un simple robo hasta el más cruel de los asesinatos, prefieren ahorrarse unos pesos y consumir  muerte, silenciar su conciencia y oscurecer el alma.

La cobertura que se dio en gran parte de los medios de comunicación hacia el caso de Jesús y Carla no solo cubrió el ámbito de la noticia propiamente dicha, en varias ocasiones  transgredieron  el aspecto informativo y se volcaron hacia un amarillismo abusivo, los noticieros se tiñeron de sangre y de morbo,  varios matutinos impresos ocuparon varias planas y hasta incluso uno con tradición amarillista saco una edición especial con respecto al caso. Creo que los medios de comunicación cometieron  un abuso mediático irrespetando el dolor de los familiares mostrando con ello una total falta de empatía y solidaridad; nuevamente el deseo de consumir muerte por parte de nuestra sociedad genera oferta de dolor y morbosidad por parte de los medios.

Nuestra sociedad se ha acostumbrado a consumir muerte, el dolor genera noticia la misma que es devorada por sus consumidores habituales,  los mismos que con el paso del tiempo pasan a su vez a ser devorados por la maldad que consumen, convirtiéndose poco a poco en los monstruos de una sociedad indolente e idólatra.

Todavía estamos a tiempo de cambiar, todavía se puede transformar el dolor en amor. Empecemos.....

Marce Miranda Loayza

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