RESUMEN DE LA SEMANA

La vida al parecer es sólo un estado que puede llegar a ser descartado con facilidad, las ideologías modernas reflejan la dureza del corazón humano que con el paso del tiempo tiende a negar su esencia, de tal manera da lo mismo una niña que muere de hambre, una joven destrozada por el aborto o un chico que se quita la vida, todo al final se resume en una simple noticia, un estado de Facebook o un estúpido (#). 


Nos hemos acostumbrado a juzgar y atacar a todo aquel que no piense como nosotros, pareciera que el prójimo es el rival a vencer, la confrontación de posturas no deja espacio para la reflexión y el encuentro, mientras en el camino miles de vidas se pierden sin luz y sin esperanza. 

La última semana en nuestro país es un simple reflejo de esto, por un lado movimientos feministas que reivindican su “derecho" al aborto y por otro lado grupos pro vida  que condenan a los fuegos del infierno a toda mujer que por algún motivo recurrió a dicha practica para interrumpir un embarazo, nuestra extraña sociedad aplaude el descarte de la vida y juzga sin piedad a un corazón solitario y sin apoyo.
En medio de esto despertamos a una realidad fría y desgarradora, los medios de comunicación y las redes sociales muestran sin reparo el fallecimiento de una pequeña niña de 12 años, causa de la muerte, desnutrición extrema, nuevamente todos se rasgan las vestiduras juzgado a diestra y siniestra, mostrando las imágenes del velorio y colgando fotos de la pequeña en estado de desnutrición, muestras de indignación por doquier, hasta la próxima noticia, la cuál no tardaría en llegar, una adolescente de tan sólo 14 años asesina a su pareja en complicidad con otros dos jóvenes, la frialdad del hecho deja sin palabras a todo el país, obviamente las redes sociales y los medios de comunicación aprovechan el hecho para hacer su show, todos juzgan, nadie reflexiona. 

Al parecer nos hemos convertido en tierra seca, donde la semilla de La Palabra no puede llegar a germinar, las redes sociales y los medios de comunicación han pasado a ser los espinos y yerbas malas que carcomen la buena semilla, quitándole  luz y  vida. 

Nuestra indiferencia nos acerca más a los sacerdotes y levitas que al ver al prójimo herido y tirado en el camino simplemente lo rodean  para no llegar tarde a su culto. 

Aún así, DIOS nos sigue llamando, no pierde la esperanza en nosotros a pesar de que lo negamos y muchas veces lo crucificamos con nuestras palabras y con nuestras acciones. 

Es tiempo de reflexionar hacía donde va nuestra humanidad, ya que una sociedad sin DIOS tiende a destruirse a si misma, deja de sentir pertenencia por la vida, se mueve entre las sombras del dolor y de la soledad, los valores éticos y morales se convierten en un estorbo para una cultura de muerte que ofrece todo y nos deja sin nada. 

Las cruzadas solidarias, los estados facebookeros y los juicios apocalípticos  resumen de manera lastimera nuestra última semana, sin DIOS y sin vida, pero aún así, todavía hay esperanza, y es que DIOS siempre tiene la última palabra. 

Marce Miranda Loayza 

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