
En todo caso decidir es parte del día a día, pero en determinadas circunstancias la vida pone encrucijadas en el camino, las cuales por su complejidad generan en el corazón humano miedo, miedo al cambio, a avanzar, a salir de la zona de confort, de fallar y de caer, miedo a fracasar, miedo de ser uno mismo, del que dirán, etc.
El temor paraliza la mente, endurece el corazón y nos aleja de Dios, nos quita la confianza y no nos deja avanzar, el miedo es la mejor arma del mal para que el ser humano no trascienda y se realice como persona, nos despoja de nuestra FÉ y nos disfraza de triunfadores.
El miedo siempre acompañará al ser humano a lo largo de su historia, lo importante es recordar que este nunca tendrá la última palabra, la oración de JESÚS en el Huerto de Getsemaní estaba cargada de miedo y de angustia, sabía que el camino que debía seguir iba a traer en principio mucho dolor y sufrimiento, pero CRISTO no se entrego al miedo, lo venció con AMOR.
Se vale tener miedo, es normal alguna vez sentirse paralizado por temor, es comprensible sentir angustia y hasta pánico en determinadas pruebas que nos pone la vida, mas no debemos olvidar que el AMOR hecha fuera al miedo, que la FÉ nos pone en presencia de DIOS y que ESTE siempre estará a nuestro lado.
Una vida paralizada por el miedo jamás llegaría a alcanzar toda su plenitud, tampoco podría desarrollar todas sus virtudes y dejaría de tener sentido, por ello vence al miedo con AMOR, no tengas miedo al cambio o a la CRUZ, da ese salto de FÉ, confía en DIOS y cumple con tu propósito en la vida.
Marce Miranda Loayza