LA OUIJA, EL HALLOWEN Y OTRAS VAINAS (MIS ENCUENTROS CON EL MAL II)

La llegada del nuevo milenio trajo consigo la famosa globalización de la cultura y del conocimiento, esto a  ayudado a cocebico una nueva forma de comprender nuestra realidad, lo extraño es que muchas de estas percepciones o visiones también vienen ligadas  a una visión oscura y maligna de la sociedad.

En este sentido Bolivia y Latino américa en general se a visto inundada de “tradiciones” y “festividades” ajenas a su cultura y tradición.

Hallowen es sin duda la celebración que más cabida y aceptación a tenido en nuestro continente, al punto que tradiciones propias de nuestra cultura han terminado cediendo terreno a la festividad de  las brujas y demonios, de los dulces y del truco o trato, de la ouija y la curiosidad por lo oculto.

En Bolivia el Hallowen recién empezó a ganar terreno a finales de la década de los 90 o principios del 2000, por aquella época a un pequeño grupo de fiesteros universitarios se les ocurrió la “sana idea” de hacer una fiesta de disfraces por Halloween en el conocido barrio Paceño de Villa Armonía, en aquella fiesta (según los asistentes a la misma) se encontraba una chica vestida totalmente de negro, nadie la conocía a ciencia cierta, pero parecía que ella si conocía a todos, pasada la media noche saco de entre sus pertenencias un pequeño tablero ouija, invito a los fiesteros universitarios a jugar con la misma, como la mayoría ya se encontraba “alegre” por los tragos espirituosos de la fiesta aceptaron sin objetar, jugaron con la tabla, inclusive relatan que muchos se hicieron la burla simulando voces y ruidos, terminaron de jugar sin ningún suceso extraordinario, lo interesante del caso es que inmediatamente después terminar el juego la chica de negro simplemente se fue sin decir nada a nadie. 

Pocos días después empezaron a suceder cosas extrañas en la casa, puertas que se cerraban con llave por si solas, un mal olor penetrante había empezado a inundar la casa entera, objetos que se caían por si solos o cambiaban de posición y ruidos extraños por la noche, como si alguien gruñese por dentro de las paredes, esto duró un par de meses hasta que los dueños de casa decidieron visitar al sacerdote del cual era amigo desde mis épocas universitarias, este nuevamente me invito a que lo acompañase a visitar la casa, no me contó ni explico nada de la familia ni de la casa donde íbamos, pero ya me lo imaginaba, al llegar a la casa sentí el olor putrefacto que ya había sentido en aquella casa de sopocachi (léase Mis encuentros con el mal I), parecía que un aire de  tristeza y angustia había invadido el lugar, sin ningún motivo me sentí deprimido y con dolor de cabeza, definitivamente no quería estar en ese lugar,  antes de salir escuche claramente una voz  ronca que me susurraba “no te quiero aquí, vete maldito”, me asuste y salí presuroso de la casa en cuestión, como por arte de magia el dolor de cabeza y la angustia desaparecieron, me dio  mucho miedo en solo pensar en regresar a aquel lugar.

Un par de semanas después mi amigo sacerdote me invito a que lo acompañe y asiste nuevamente a una sesión de exorcismo, esta vez centrada en la casa, al principio pensé en no aceptar su invitación, pero después de pensarlo un poco acepte y lo acompañe.

Al llegar a la casa algo que me llamo mucho la atención fue el olor putrefacto, este simplemente había desaparecido, nos acomodamos en una especie de salita de estar el padre saco de un pequeño maletín que llevaba consigo un par de crucifijos, dos rosarios, su estola, una pequeña botellita con agua bendita y su ejemplar del Ritual Romano de Exorcismos,  seguidamente bendijo a la familia dueña de casa, luego me entrego una de las cruces y un rosario, me bendijo y me consagro a la Virgen María para que proteja mi alma y espíritu, pasamos cuarto por cuarto repitiendo las oraciones del ritual, el olor putrefacto había regresado con mucha intensidad haciendo inclusive dificultosa la respiración, al llegar al comedor pude observar como una imagen de madera de la ultima cena prácticamente se convertía en astillas como si algo la hubiese golpeado con un martillo, varios focos comenzaron a encenderse por sí solos, la cristalería expuesta en el modular de la sala comenzó a resquebrajarse casi en su totalidad, ruidos como de arañazos y gruñidos inundaban toda la casa,  poco a poco los ruidos y el olor fueron cediendo terreno ante las oraciones del padre, la sala, las habitaciones, la cocina e inclusive los baños fueron bendecidos, llegamos a una pequeño cuarto el cual era utilizado como baulera o deposito, parecía que todo el olor nauseabundo se hubiese concentrado en ese pequeño espacio, el padre con autoridad comenzó a esparcir agua bendita a tiempo de leer el ritual romano de exorcismos, exigió y ordeno al demonio a retirarse a los fuegos del infierno, en ese instante pudimos observar que en un rincón se encontraba la pequeña tabla de ouija que habían utilizado hacia algunas semanas en su fiesta de Hallowen,  era bastante pequeña, se podía leer en ingles que se trataba de una tabla de bolsillo, era de plástico, de color marrón, tenía un pequeño triangulo con una lupa en el medio el cual se utilizaba para jugar y descifrar los mensajes en la tabla,  el sacerdote ordeno a la familia a hacer una pequeña fogata en el patio de la casa, así lo hicieron raudamente, el padre esparció agua bendita en la tabla ouija, nuevamente con mucha autoridad condeno al mal que se encontraba concentrado en ese objeto a volver a las brasas del infierno, seguidamente lanzo la tabla al fuego, mientras esta se consumía salía un humo color cobrizo muy penetrante, los ruidos y el mal olor desaparecieron, el padre coloco las cenizas del objeto en una pequeña bolsa, las guardo en su  maletín, nuevamente bendijo a la familia y a la casa.

Después de este incidente no vi al padre por una par de semanas, en la secretaria de pastoral me decían que había viajado de emergencia al interior del país, tenía muchas preguntas que hacerle sobre lo ocurrido, cuando el padre regreso fui a visitarlo para preguntarle cómo es que el mal se podía apoderar, enfocar  y usar un objeto inerte  como  medio para  ejercer su influencia maléfica, el me explico que esto solo pueda darse si este recibe una explicita invitación por parte del corazón humano, para darme un ejemplo me contó que había recibido la visita de una pareja de padres de familia y de una profesora, los primeros eran parte de un grupo de  papas preocupados por algunos acontecimientos que se habían estado suscitando con sus hijos a raíz de que estos en su última etapa de colegio habían jugado la ouija, la segunda era la directora de un centro educativo del centro de la ciudad con inquietudes y preocupaciones parecidas a los papas en cuestión, el padre me contó que en ambos casos varios jóvenes habían realizado una especie de pacto suicida alrededor de una tabla ouija, y que "algo" les había inducido a consagrar al mal una prenda de vestir (una parka café  tipo militar en el primer caso y una chamarra de cuero negra en el segundo), la profesora le contó inclusive que una de las alumnas del establecimiento educativo del cual ella era directora se había lanzado sin previo aviso del tercer piso de su colegio en pleno horario de clases, el padre me dijo que estaba detrás de esas dos prendas para destruirlas, pero se le hacía difícil porque en ambos casos la mayoría de los involucrados ya habían terminado sus estudios de bachillerato y se encontraban dispersos.

La sociedad supuestamente globalizada si bien nos trae beneficios indudables, muchas veces trae consigo un mal implícito el cual usa todos los medios a su alcance para disfrazarse, mimetizarse y actuar en el momento menos esperado, también me di cuenta que hasta que llegue el juicio final el mal no muere, solo desaparece


Continuara…….


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