“El Señor es mi pastor, nada me
falta.
En verdes pastos me hace reposar”
Es difícil abandonarse a
la voluntad suprema de DIOS, el ser humano del siglo 21 deposita su plena
confianza no en la divinidad, prefiere buscar certezas inmediatas relacionadas
con la tecnología y la comunicación, por ende la receptividad a los “dones
divinos” queda ampliamente desgastada, inclusive olvidada.
La confianza plena en la voluntad
de DIOS muchas veces se expresa recién a la hora de la enfermedad o de la
muerte y es que estos hechos derrumban todas las paredes y corazas construidas
alrededor del corazón humano que al verse contrariado y derrotado reconoce la
supremacía de la voluntad divina y se aferra a ella como única esperanza en
medio de la contrariedad.
Construir espacios de confianza
con DIOS resulta necesario, para que la adversidad, que siempre llega, no nos
sorprenda sin FE, muchas veces caemos en la tentación de la incredulidad, no
comprendemos a ciencia cierta toda la magnificencia de DIOS en nuestras vidas y
obviamos los “pequeños milagros” que nos son revelados día a día, y es que al
acostumbrarnos a ellos los vemos como rutinarios y normales sin caer en cuenta
que son regalos de DIOS en nuestras vidas “Me conduce a fuentes tranquilas, allí
reparo mis fuerzas. Me guía por cañadas seguras haciendo honor a su nombre”
La guerra, la tristeza, la
depresión, el suicidio, el bullying, el acoso, etc., son las sombras que acosan
al ser humano en las diferentes etapas de la vida, no por decisión de DIOS sino
por propia decisión de una humanidad que en su búsqueda de poder y riquezas han
ido construyendo una sociedad ensimismada, que desprecia y desecha
a todos aquellos que no encajan en este circulo autodestructivo, se denigra a
los “diferentes” se los excluye y abusa en aras de la “libertad y la justicia”,
de esta manera se victimiza a los opresores y se señala a los oprimidos.
En medio de tanta oscuridad y
sombra es difícil ver la LUZ de DIOS, ya que esta no se
presenta de manera espectacular, es más bien pequeña y humilde, por esta razón
no la vemos a diario, estamos acostumbrados a la espectacularidad de las redes
sociales y los medios de comunicación , por eso no reconocemos la
LUZ DIVINA en nuestras vidas, pero ahí esta,
guiándonos, dejándose ver a todos aquellos que la sepan reconocer, “aunque
fuese por valle tenebroso, ningún mal temería, pues tú vienes conmigo tu vara y
tu cayado me sosiegan”
Las bendiciones de DIOS al ser
“normales” no son vistas como regalos divinos, son simplemente necesidades
básicas que son saciadas porque si, el egocentrismo de una
sociedad de consumo han puesto como necesidades la obtención de artículos
tecnológicos, prendas de vestir, entre otros como prioridades, dejando de lado
la bendición de la amistad, del amor, de compartir la comida con la familia y
amigos, los sacramentos de la vida ya no son necesarios, son más bien estorbos
en una sociedad automatizada e idiotizada.
Ver la
GRACIA DE DIOS no es difícil, para quien
quiera verla, un vaso de agua por la mañana puede convertirse en un hermoso
sacramento si lo compartes con la persona que amas, un plato de comida, un
techo, un hogar, son las caricias de DIOS para con nosotros, por eso cuando
pidamos al CREADOR no busquemos fama ni riqueza, pidamos por un techo, un hogar
lleno de amor, por trabajo digno y honesto, esas son las bendiciones que DIOS
nos da, “Preparas ante mi una mesa, a la vista de mis enemigos; perfumas mi
cabeza, mi copa rebosa”.
El amor y la bondad son vistos
como debilidades en esta sociedad egocéntrica, enferma y supuestamente
civilizada, nos enseñan que el miedo a lo diferente y a lo que no conocemos es
una forma “saludable y necesaria” de cuidar a los nuestros, nos enseñan que la
venganza es una forma de justicia y que DIOS mismo la justifica, el miedo poco
a poco va matando la esperanza y las ganas de vivir, la “sociedad
civilizada” prefiere la esperanza de un Apocalipsis que arriesgarse a amar, a
ser diferentes y a cambiar el mundo con amor.
La bondad y el amor divino nos
acompañan siempre, en el aroma de la mañana, en el calor que nos regala el sol,
en el agua que nos sacia, en fin , toda la creación esta llena de su amor y
bondad, por más que traten de tapar esta realidad, DIOS siempre esta regalándonos
su AMOR y BONDAD, esperando una respuesta afirmativa del corazón humano, “Bondad
y amor me acompañaran todos los días de mi vida, y habitare en la casa de DIOS
un sinfín de días” SALMO 23.