HACIA UNA NUEVA REFLEXIÓN TEOLÓGICA

No se puede negar que el ser humano poco a poco se ha ido deshumanizando, desconectándose de su propia realidad para convertirse en una especie de autómata apegado a la tecnología y alejado de la realidad, este nuevo contexto en el que se desenvuelve el ser humano hace necesario que la ciencia teológica de igual modo cambie sus métodos y alcances para volver a enamorar el corazón humano con la Palabra de DIOS.

Creer para la humanidad se hace cada vez más difícil, por varias razones, el excesivo bombardeo de información poco confiable no por su procedencia sino por su intención y posterior incidencia, el alcance de las redes sociales en estos tiempos es tan grande que el ser humano se ha hecho casi dependiente de estas, vive, respira y sueña por este medio, convirtiéndose en casi una extensión de la propia personalidad con los peligros que esto conlleva, demasiada automatización enfría emociones, descontextualiza situaciones y crea una falsa imagen del ser mismo, viendo  la realidad propia de la   sociedad  a pesar de estar “conectada” con todo el mundo a la vez esta se interesa cada vez menos por el prójimo convirtiéndose en ensimismada e individualista.

En esta realidad urge la presencia de una visión de esperanza para el ser humano, ya que ante tanta oscuridad, mentira e hipocresía es necesario ver un poco de luz al final del túnel, para ello el desafío de la teología en este siglo 21 es volver a contextualizar la palabra de DIOS, sembrar nuevamente el Evangelio en el corazón de los hombres, es necesario ir con los tiempos actuales pero sin perder la esencia de la FE.

La humanidad aunque no se crea sigue buscando respuestas a sus continuas cuestionantes, tratando de llenar los vacíos que esta dejando la ausencia de FE, de lo contrario no se explicaría tantos esfuerzos para tratar de minimizar la presencia divina en la creación y en la vida misma del ser humano con las consecuencias propias que esto trae consigo, una sociedad sin DIOS simplemente se deshumaniza, se vuelve permisiva bajo el cliché de libre opción, creo que estos son SIGNOS DE LOS TIEMPOS, los cuales debemos mirar, observar y analizar a la luz de la FE, para ello necesariamente tiene que emerger con fuerza la ciencia teológica, que si bien sigue latente entre los conocimientos humanos a sido traída a menos por una humanidad oscura, sin esperanza la cual no concibe a un DIOS creador y amoroso.

Ahora bien, tampoco se crea que el mensaje central del EVANGELIO deba ser cambiado, ya que este es una verdad revelada por ende no inventada por el hombre, la FE es un don y así debe seguir viéndosela, es necesario entender que la teología no siempre se encuentra en los libros ya que en muchos casos se ha convertido en una ciencia vivencial, es decir aplicada y comprendida en el diario vivir, eso si, falta reflexionarla debidamente, pues en muchos casos se la ha marginado en el tiempo, es decir se la reflexiona con pensamientos de siglos pasados sin mirar la realidad cruel mercantilista en la que nos esta tocando vivir.

La reflexión teológica debe darse en el día a día, construyendo comunidad, inventando nuevamente la justicia y la equidad, es necesario plasmar la teología en palabras comprensivas y adecuadas, sin predicarse a si mismo como ocurre en algunos casos, sino de ser coherentes con lo que se dice creer, ser nuevamente luz del mundo.

No debemos tomar a la ligera nuestra realidad, puesto que esta plagada de los SIGNOS DE DIOS, es necesario ANUNCIAR Y DENUNCIAR, hablar y jamás callar, ser firmes sin ser agresivos, ser coherentes en la vida misma, sin caer en los simplismos de una santidad barata, sino ser puntuales en una opción de FE, de vida que pocas veces será comprendida…la luz de CRISTO sigue ahí, somos nosotros las que no la queremos ver pues tanto intentar cambiar el mundo y su realidad nos olvidamos por empezar a cambiar nosotros mismos.

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