EL VALOR JUSTICIA Y LA JUSTICIA BOLIVIANA

DE DONDE NACE EL DERECHO

Toda construcción social tiene como base fundamentos morales, éticos y religiosos, de los cuales emanan los preceptos jurídicos en los que a su vez cimientan tanto su estructura social como su estructura legal. La escala de valores y su prelación respectiva dependen de varios factores sociales, mientras más estable sea una sociedad mayor sera el respeto  al valor jurídico, en cambio mientras más inestable sea, el respeto jurídico será visto solo como una barrera coercitiva al desorden social.

Los valores jurídicos son aquellos que hacen que se respeten los derechos de las personas y a la vez aseguren que su desenvolvimiento en sociedad vaya de acorde a distintas reglamentaciones básicas, para que éstas tampoco traspasen o mermen los derechos de terceras personas, es así que se norma la vida en sociedad en una especie de "pacto  social", donde todos aceptan la regulación jurídica del comportamiento en todos los ámbitos necesarios.


ESCUELA POSITIVA Y NATURAL

Dentro de este "pacto social" existen dos corrientes jurídicas preponderantes, el DERECHO POSITIVO y el DERECHO NATURAL, el primero encuentra en la norma precisa, codificada y adecuadamente consensuada el valor supremo a la hora de impartir justicia, mientras que el segundo pone énfasis en el valor natural del ser humano, el mismo que se encuentra por encima de cualquier norma escrita. Si bien ambas escuelas han chocado entre sí en diversas ocasiones, las dos ponen relevancia en la equidad y en la transparencia del debido proceso a la hora de impartir justicia, ambas corrientes ven en la persona el valor máximo a proteger, para ello el ESTADO se convierte en el único ente regulador de justicia dando plena garantía e independencia al llamado PODER JUDICIAL.

DESNATURALIZACIÓN DEL DERECHO

Nuestro país abraza como corriente jurídica preponderante al Derecho Positivo, lo cuál no tendría que tener ningún tipo de problema si es que fuese aplicado en forma correcta e idónea, y es aquí donde confluyen dos tipos de problemáticas serías las cuales hacen que la administración de justicia esté pasando por una crisis gravísima de idoneidad y de identidad, la ley muerta y su aplicación a raja tabla dejan mal parada a la "sana crítica" y por ende contamina el DEBIDO PROCESO, construyendo fallos y sentencias a base de artimañas jurídicas, inmorales  y sin ética, las mismas que al estar "apegadas" por así decirlo a la letra muerta de la ley generan valores jurídicos dando a lugar a una desnaturalización del derecho, convirtiendo a la administración de justicia en una simple repartidora de sentencias amorales e injustas; por otro lado tenemos un sistema académico universitario que prioriza una formación memorística, repetitiva e irreflexiva antes que una formación ontológica integral, de esta manera se tiene un gran número de abogados que ven en la administración de justicia el camino más corto hacia la obtención de poder y riqueza, sin tener en cuenta ningún tipo de preceptos éticos y morales.

La justicia y el derecho emanan de una construcción cultural para que con ello se pueda tener una adecuada vida en sociedad en pleno uso de derechos y obligaciones, cuando está construcción cultural es quebrada o sustituida por la costumbre de lo corruptible el Derecho se transforma en un YUGO que abusa y amedrenta a todo aquel que no se desenvuelve según las reglas de lo inmoral.


El valor justicia queda relegado a una simple quimera, mientras que la justicia boliviana privilegia lo inmoral. Para cambiar de manera radical está problemática primero es necesario un debida voluntad política, es decir que el gobierno de turno (sea cual fuere) dejé de utilizar  al aparato judicial como instrumento de percusión política y  sumado a esto se requiere un  cambio de mentalidad y conciencia ciudadana, la cultura del litigio debiera ser cambiada por la cultura del diálogo, de la aceptación y de la ética.

¿QUE HACER?

Nos encontramos entonces ante una situación compleja, la justicia y su adecuada administración al verse empañada por la costumbre de lo inmoral no solo requiere un cambio administrativo - procesal, también requiere un cambio de mentalidad en la formación de abogados y juristas y no solo eso, también urge un cambio radical en la idiosincrasia boliviana que ve en el abuso, en el pleito y en el engaño la mejor forma de conseguir ventajas, es así que la costumbre de lo inmoral se convierte en requisito indispensable a la hora de perseguir justicia, de una sociedad sin valores nace una justicia de anti valores.

Definitivamente el camino es largo, se debe priorizar la educación y el respeto y porqué no la FE, pues de la adecuada vivencia de estos tres valores fundamentales recién podrá emanar el valor justicia en todo su alcance, mientras tanto solo nos queda vivir en la justicia boliviana que hasta el momento a demostrado ser incapaz, incoherente e inmoral.

Marce Miranda Loayza

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