DIOS ES BUENO, PERO NO COJUDO

En éste nuevo siglo la percepción de DIOS en nuestra sociedad ha venido cambiando de manera drástica, se ha pasado de la idea de un DIOS castigador y drástico a un DIOS bonachón que todo lo perdona y que todo lo acepta.

Ambas concepciones de la divinidad responden a circunstancias propias de cada época, hasta mediados del siglo XX DIOS era relacionado con la imagen de un juez severo y castigador atento a las posibles faltas de sus hijos,
ésta percepción se encontraba ligada a las  vivencias propias de una sociedad cerrada a los cambios característicos de la época, donde la juventud y sus nuevas inquietudes (música, arte, política, etc.) eran vistas como tentaciones del maligno.

Ya en pleno siglo XXI los jóvenes que en otrora eran vistos como rebeldes sin rumbo se fueron convirtiendo con el paso del tiempo en padres y abuelos, la imagen del DIOS castigador fue reemplazada por un la de un DIOS buenito y complaciente, que todo lo perdona y aguanta, que no juzga a nadie, un DIOS sin requisitos, básicamente un DIOS a la carta y pusilánime que aguanta todo y a todos, una caricatura de Disney que anda repartiendo abrazos y besos por doquier.

El problema de esta concepción de DIOS radica no en la bondad intrínseca que este tiene, sino en la conceptualización errónea del AMOR DIVINO, si bien DIOS ama y a la vez es AMOR no se puede llegar a confundir este AMOR con permisividad, DIOS nos ama infinitamente, pero para que este AMOR nos lleve a la trascendencia tiene que ser correspondido y respetado.

JESÚS nos enseña esto de manera  concisa y sencilla (Jn 8, 1-16) el relato de la mujer adúltera consta de cinco partes claras, en primer lugar la visualización de la falta, que en este caso era compartida (mujer y fariseos), luego la imposición del castigo y la respuesta de CRISTO (el que este libre de pecado que tire la primera piedra), a esto le sigue la misericordia de JESÚS (tampoco te condeno yo), sigue la advertencia de amor (vete y no peques más) y finaliza con la promesa del juicio justo, está última parte referente al juicio DIVINO ha sido lastimosamente olvidada, el juicio de DIOS no se fija en la apariencia ni en las formas,  su juicio es VERDADERO y a la vez definitivo.

Si bien DIOS perdona y es misericordioso, este AMOR y este perdón  tiene un límite y este límite es el tiempo que se nos es dado en vida, una vez que este termine el juicio divino es definitivo, ya no hay marcha atrás, nuestras faltas nos condenan por si solas si es que antes no hubiéramos buscado el perdón divino, en este sentido el infierno si existe, pues también en la misericordia viene intrínseca la justicia.

DIOS es bueno, pero no es cojudo, perdona pero también espera coherencia y conversión, es puro AMOR pero a la vez también es justo.

El dios tipo Disney es un dios falseado y pusilánime que nada tiene que ver con el DIOS misericordioso pero también justo que nos presenta las escrituras, por ello debemos tener siempre en mente las palabras del EVANGELIO, "busca primero el Reino de DIOS y todo lo demás se te dará dado por añadidura".

Marce Miranda Loayza

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