Ya se acerca el final del año
escolar y nuevamente salen a la luz un sin fin de problemas familiares que
giran en torno al rendimiento académico de niños y jóvenes que no lograron
aprobar el curso satisfactoriamente, lo interesante de estos casos es que en
una gran medida los padres de familia solo se preocupan de los estudio y
rendimiento de sus hijos cuando ya esta por concluir la gestión escolar, de
esta manera vemos en los distintos medios de comunicación las tristes
noticias de adolescentes y niños que al ver que su rendimiento académico no es
para nada satisfactorio optan por escapar de sus casas para evitar castigos y
reprimendas, de igual manera nos enteramos que otros chicos optaron por
quitarse la vida al no encontrar un adecuado soporte anímico a su fracaso.
En calendario escolar en Bolivia
tiene alrededor de 200 días hábiles, los cuales son separados en cuatro
bimestres, al cabo de cada bimestre se entrega al padre de familia la boleta de
calificaciones la cual debe ser debidamente acompañada por entrevistas a
docentes por parte de los padres de familia las cuales son programadas con
debida anticipación, lastimosamente muchos padres optan por pasar todo este
procedimiento por el caño y aunque esto suene duro y hasta exagerado es una
realidad triste en la que se ven inmersos los niños y jóvenes de hoy en día.
Los padres actuales están tan
ocupados en sus múltiples y extenuantes ocupaciones que olvidan sin más una de
las principales, es decir, atender y preocuparse por sus hijos, dejando a estos
crecer prácticamente solos, la mentalidad “postmoderna” de sus progenitores echan a las espaldas de sus hijos la
responsabilidad de estudiar, crecer y madurar, obviamente estos no logran ni
acercarse a las “expectativas” generadas por sus padres, esto por una simple
razón, los hijos no logran crecer ni madurar de forma adecuada porque carecen
de una guía adecuada, en simples palabras al no tener la compañía y consejo
oportuno de sus padres los hijos crecen como un arbusto, sin norte y lo que es
más doloroso aun, sin AMOR.
Como vemos en muchos casos los
verdaderos responsables del fracaso escolar de sus hijos no son otros que sus
mismos papas, que al dejarlos solos, sin guía y sin frenos los predestinan al
fracaso, lo curioso es que son esos mismos padres los que al finalizar el año
académico son los primeros en buscar responsables del mal rendimiento de sus
hijos desligándose de esta manera de cualquier responsabilidad.
Para empezar los hijos no pueden,
no deben y no quieren crecer solos aunque estos lo expongan así, la etapa de la
adolescencia se caracteriza por un desapego temporal hacia los progenitores, el
adolescente ve a estos muchas veces como un estorbo a su realización personal y
a su intimidad, no es algo por lo que los padres deban desesperarse ni rasgarse
las vestiduras, tampoco es causal para desentenderse
de las actividades diarias de sus hijos, más por el contrario deben y tienen
que involucrarse aun más en todos los aspectos de la vida de los mismos, por
ende el seguimiento de desarrollo académico esta implícito entre los deberes y
obligaciones de los padres, lastimosamente como explique con anterioridad esto
no suele suceder en las familias actuales, llenas de compromisos económicos,
laborales y sociales.
Entonces que hacer cuando un niño
o un joven no rinde satisfactoriamente el curso?, lo ultimo que se debe hacer
es recriminarlos de forma desproporcionada al hecho mismo, por lo menos yo
recomiendo primeramente hacer un examen de conciencia, es decir los padres
deberían con auto crítica reflexionar si ellos no son parte del fracaso de sus
hijos al no brindarles el apoyo necesario como padres y como amigos, no nos
olvidemos que el aplazo académico de los hijos es reflejo del aplazo de los
progenitores como padres, si este fuese el caso lo que corresponde es un
reencuentro familiar entre padres e hijos donde de manera pausada y calmada
encuentren caminos en común para volver a generar verdaderos lazos de familia
donde padres e hijos tengan en claro cuales son sus obligaciones y cuales son
sus derechos, estos espacios no se dan por si solos, por ello recomiendo contar
con el apoyo de un consultor familiar que ayude a reconstruir los espacios de
familia perdidos u olvidados.
En lo que respecta a aquellos
niños y jóvenes que por simple flojera no rindieron adecuadamente en el año
académico es necesario construir espacios de reflexión entre padres e hijos
donde los últimos acepten su culpa y por ende también acepten las consecuencias
de sus actos, el castigo por ende no debe ser físico ni mucho menos ya que el
niño o el joven ya no lo acepta ni lo entiende como un acto de corrección sino
más bien como un hecho de violencia, un buen ejemplo de “castigo” o mejor dicho
de consecuencia por el bajo rendimiento académico es aquel que es autoimpuesto
por el niño o joven, es ahí donde los padres deben cuidar que este sea proporcional al hecho en si, de esta
manera el joven o el niño aprenderá y comprenderá que toda acción lleva consigo
una reacción y que esta puede llegar a ser positiva o negativa según el caso.
Para finalizar, creo necesario
que tanto padres como hijos practiquen en su día a día la asertividad y empatía ya que con ellas podrán construir
lazos de familia y de amistad los cuales trascenderán inclusive al mismo
tiempo, y recuerden que es mejor que sus hijos
pierdan un año escolar a que estos pierdan la vida misma.
El que tenga oídos que oiga…..