FELIZ NAVIDAD, TAMBIÉN PARA AQUELLOS QUE YA NO ESTÁN



Diciembre de 2019, las calles y avenidas mostraban todas sus galas entre adornos y luces, las preocupaciones eran las mismas de cada fin de año, es decir, que regalos comprar, a que fiestas asistir y a qué destinos viajar, otros  se preocupaban por llevar un poco de pan a la mesa, pues el trabajo escasea y el hambre no perdona, mientras tanto, al otro lado del mundo a miles de kilómetros de distancia en la República Popular China, más específicamente en la ciudad de Wuhan, la noticia de una extraña enfermedad comenzaba a tener revuelo, a pesar de ello, el resto del mundo  seguía con la mirada puesta en la navidad y en la llegada de un nuevo año, es así que entre las   noticias que llegaban del continente asiático y  los típicos abrazos y festejos llegaba el 2020.

En menos de tres meses la vida de  todo el mundo habría de cambiar radicalmente, la sombra de aquel virus extraño se hacía realidad, el número de infectados  iba en aumento, también sonaban las alarmas por el elevado número de fallecidos, la vida se transformó en incertidumbre, los abrazos en  amenazas y los besos en delitos, las sonrisas quedaban de esta manera presas tras una mascarilla.

Familias enteras fueron presa del virus COVID - 19 quedando en un abrir y cerrar de ojos fracturadas por la perdida de sus seres queridos, no hubo tiempo para despedidas, la cuarentena obligó a miles de personas a sepultar a sus familiares sin siquiera poder "llorarlos", ni velarlos, drama que lastimosamente  sigue latente; la Navidad definitivamente no será la misma por estas razones, pues la muerte tocó a la puerta de miles de familias alrededor del mundo,  incluso a muchos les tocó elegir entre  llevar el pan a la mesa  con el riesgo de contagio que esto llevaba consigo o "quedarse en casa" y sufrir por alimentos y recursos.

A pesar de este panorama incierto la Navidad sigue siendo esperanza, pues es justamente por los que sufren, lloran y padecen que Jesús fue a nacer en un humilde pesebre en Belén, para hacer suyo nuestros sufrimientos y angustias, para luego transformarlos en esperanza, muchos lugares en las mesas navideñas quedarán vacíos, pero su ausencia no es definitiva,  aún viven en los recuerdos y en el corazón, pues el amor no desparece para los que realmente aman, ahora tocará a miles de personas recordar con lágrimas a sus seres queridos que fallecieron por efecto de la pandemia,  cada recuerdo será un abrazo de amor, pues Navidad es esperanza, certeza y confianza de que Dios tiene la última palabra, de que el amor perdura y de que la fe al final siempre triunfa, varias sillas quedarán vacías en la mesa de navidad y se llorará la ausencia de los que ya no están,  con el pasar de los  años el dolor se convertirá en recuerdo, pero también con el paso del tiempo los que recuerdan dejarán indefectiblemente el mismo espacio vacío para pasar luego a ser recordados, de esta manera  la vida seguirá su curso, en todos los casos la Navidad seguirá siendo Navidad, pues Jesús nació para dar consuelo y es en su amor que los que ahora recuerdan en medio del dolor y la tristeza encontrarán las fuerzas necesarias para para decir con voz quebrada pero a la vez firme, feliz navidad, también para aquellos que ya no están.

 

Marcelo Miranda Loayza


Articulo publicado originalmente el día 21 de diciembre de 2020 en el matutino El Diario



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