Un día sin esperanza es un día perdido, si al llegar la noche solo existiera soledad y tristeza DIOS simplemente no tendría sentido, si pensamos que la vida solo nos ofrece fracasos y caídas DIOS no tendría cabida, ¿acaso la noche no es el precioso preludio de un bello amanecer?, si no existiera la esperanza la humanidad por si misma carecería sentido.
Caer es parte de la vida, llorar es parte de amar, en la soledad se construye templanza y en la esperanza la Cruz se convierte en eternidad, ¿acaso el camino al monte calvario no estaba lleno de dificultades y caídas?, incluso en otoño el amor puede convertir los días en primaveras, incluso en la Cruz la muerte sede ante El AMOR que da vida eterna.
Si al final del día solo queda cansancio y preocupación y no queda tiempo para la oración simplemente es un día perdido, la oración construye esperanza y desahoga el corazón, es como el agua que riega la tierra para que de vida y vida en abundancia.
Un día sin una sonrisa es un día perdido, si perdemos la capacidad de reír y de alegrarnos por el solo hecho de estar vivos el corazón se endurece y hasta muere, es mucho más fácil afrontar los fracasos, pérdidas y caídas que nos da la vida con una sonrisa, ya que reír y no perder la alegría es el primer paso para levantarse y seguir caminando.
Un día sin esperanza es un día perdido, un día sin amor es un día no vívido, un día sin oración es un día sin sentido, un día sin alegría es un día oscuro y vacío, no olvidemos que a pesar de que pasemos por una noche oscura, en el cielo el "lucero del alba" brilla en lo alto, que el amanecer siempre trae consigo una nueva esperanza y con ella una nueva oportunidad para vivir, que tu día no este perdido, aún puedes dar el paso y comenzar a sonreír.
Marce Miranda Loayza