
Los últimos años vivimos es una especie de guerra mundial a pedacitos, donde las víctimas por lo general son personas civiles inocentes, no se respeta ni a menores de edad, lo único que al parecer importaría es matar y causar miedo, en esto hay que ser claros, los que matan en nombre de Dios son los verdaderos infieles, las corrientes fundamentalistas del Islam corrompen el nombre de Dios y prostituyen sus principios por un puñado de dolares.
El miedo se viene apoderando del continente europeo y con ello salen a relucir algunos sentimientos que habían sido enterrados al finalizar la segunda guerra mundial, el racismo y la discriminación han convertido a Europa en caldo de cultivo para extremistas islámicos los cuales ven en el fundamentalismo una forma de escape a la discriminación a la que son objeto en nombre de la razón y de los supuestos valores occidentales.
Como vemos, algunos matan supuestamente en nombre de Ala y de su profeta Mahoma y otros matan en nombre de la libertad y de los valores occidentales y en el medio de ello quedan miles de inocentes que mueren sin saber por qué.
Creo que es momento de ser claros y tomar partido, El Islam en muchas partes del mundo es profesado como si todavía estuviésemos en el medioevo, vulnerando derechos de mujeres y niñas, priorizando el miedo y el terror antes que la Fe, y por otro lado tenemos a una sociedad occidental que cree estar por encima de todo y por ende no necesita de Dios, el resultado de esto se ve a simple vista, guerras y asesinatos de inocentes, todo en nombre de Ala por un lado y de la libertad por el otro.
Dios no quiere bombas, quiere amor, Dios no quiere muertos, quiere misericordia, Dios no quiere balas, quiere perdón, si no se lo ve así no se estaría predicando la Palabra de Dios, se estaría obrando bajo la influencia del demonio.
El que tenga oídos, pues que oiga.
Marce Miranda Loayza