LAS SELFIES, LA SOLEDAD Y LA CULTURA DEL HEDONISMO



El siglo 21 con todos sus avances tecnológicos y mediáticos ha traído consigo un sin fin de nuevas formas de comunicación, las redes sociales y los sitios de chats ya son parte indispensable del diario vivir del ser humano, nunca antes la humanidad se había encontrado tan intercomunicada y a la vez nunca antes se había sentido tan sola, es en este contexto de soledad que acecha y atrapa a toda una generación es donde nacen las famosas “selfies” o autoretratos, a primera vista estas no tendrían nada de malo, pues no pasan de sacarse una simple fotografía en determinadas circunstancias, para luego compartirla con sus “amigos” en las distintas redes sociales.



Los expertos en comportamiento humano y varios psicólogos han expresado su preocupación, debido a que en especial los adolescentes y jóvenes han generado una especie de conducta repetitiva y constante de autorretratarse a cada instante y en todo lugar por el simple hecho de hacerlo, es más en algunos países de Europa y en EEUU esta conducta ya es tratada como un desorden obsesivo - compulsivo.



Las “selfies” se han convertido en una actividad cuasi obligatoria que debe realizarse día tras día, para muchos es una simple diversión, simplemente se trata plasmar momentos y circunstancias importantes en su vida, inmortalizarlas en un autorretrato para luego compartirlos con amigos en las redes sociales, hasta ahí no habría mayor problema ya que es básicamente una forma de comunicación o de expresión, pero para muchos otros las “selfies” se han convertido en algo más que una mera diversión, ya no es sacarse una foto, es vivir por la foto.



Me explico, el ser humano al encontrarse en una soledad que cada día se hace más absorbente necesita que alguien o algo lo reconozca como humano, reconocimiento que solo puede venir de su igual, de su prójimo, pero al estar el ser humano absorbido en si mismo y aislado de la sociedad no encuentra ese reconocimeinto, se encuentra  absorbido en si mismo ya que la sociedad en que vivimos se a dado a la tarea de construir un imaginario donde el YO esta por encima del NOSOTROS, solo la realización personal es importante, solo el éxito personal puede darle sentido a la vida, solo la éxito individual puede llegar a dar felicidad, nadie esta por encima del YO pues es lo único que importa realmente,  de esta manera el individuo se ha ido olvidando de vivir en comunidad, de que hay más alegría en dar que en recibir y de que el ser humano fue concebido para crecer y realizarse como persona en sociedad; aislado de los demás, viviendo en una paradoja extraña, conectado a miles de personas mediante la Internet y las redes sociales, comunicándose intensamente con cientos de personas a la vez a través de los chats y video conferencias, todo esto en la soledad de la pantalla del ordenador o de los teléfonos inteligentes, el arte de hablar va quedando relegado, expresar sentimientos reducido a una carita feliz, conectado a miles pero más solo que nunca.



Esta soledad esta llevando a las nuevas generaciones a convertirse en seres auto referenciales, sin vínculos con el prójimo y que solo busca su autosatisfacción y su propio bienestar, inmerso en un egocentrismo triste y con una indiferencia hacia el prójimo alarmante, la solidaridad, el respeto y el amor ya no son valores necesarios y por ende pueden ser obviados y hasta olvidados, es así que la humanidad poco a poco se va deshumanizando, las “selfies” son solo un síntoma de una terrible enfermedad que va destruyendo poco a poco a nuestra sociedad, la soledad.



Los autorretratos obsesivos hacen que la persona solo se enfoque en si mismas, en su propia belleza sin importarle en los más mínimo su entorno, lo que interesa es sacarse una foto con sonrisa “mensa” incluida, ya no se mira al otro como prójimo por el simple hecho de que ya no se lo ve, no es primordial y en muchos casos ni siquiera existe.



Creo firmemente que la cultura individualista existente en este siglo 21 construye desiertos y tristezas acompañadas de una “selfie” maquillando así su soledad con una sonrisa exagerada y con el sello de alguna aplicación para teléfonos inteligentes.


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