DIOS en pleno siglo 21 para
muchos simplemente se a convertido en una incógnita, una interrogación, la idea
de un creador único y bondadoso en medio de tanta hambre, guerra y miseria
pareciera ser un mero cuento de niños.
La racionalidad del ser humano a
llevado a este a encasillar la FE
y al mismo DIOS como fenómenos sociológicos o psicológicos, en los cuales el hombre expresa toda su
frustración y miedos, pareciera que el
Evangelio es nomás un cuento de hadas inventado por unos cuantos locos que
querían justificar sus acciones en el nombre de una divinidad inexistente, sea
lo que fuese, para muchos en la actualidad DIOS ya no tiene cabida en sus
vidas, pareciera que la esperanza y la fe son espejismos o utopías
irrealizables.
Por otro lado tenemos a los
medios de comunicación masivos, los cuales se empeñan día tras día en
mostrarnos una sociedad decadente donde el amor y la empatía no tienen cabida,
pareciera que estos se empeñasen en construir una cultura de miedo y
desconfianza para que la sociedad viva en una especie de eterna angustia, la
razón de esto, por lo menos para mi, es simple de dilucidar, una sociedad con
miedo es mucho más fácil de manipular y engañar.
Con todo esto el ser humano ha
ido construyendo una idea equivoca de DIOS, para algunos es un simple hacedor
de milagros, los cuales se pueden conseguir con un buen diezmo de por medio y para otros en
un Dios lleno de poder y orgullo que prefiere no entrometerse en los problemas
y desdichas del ser humano, un Dios con estas características se hace
impersonal, lejano y ajeno al hombre, de esta manera el contacto con la
divinidad se hace más difícil por ende la esperanza y la salvación se
convierten en imposibles.
Como vemos es fácil pensar que
DIOS ha dejado de ejercer influencia en el ser humano o que simplemente no
existe, pareciera que tenemos los ojos vendados lo cual nos impide ver un poco
más allá de la realidad que se nos muestra a diario, para empezar es necesario
aclarar que la presencia de DIOS en medio de tantas sombras es un misterio, en
este sentido los ojos humanos muchas veces no pueden llegar a ver la verdadera
dimensión de la obra de DIOS en el mundo, ya que EL esta en todas partes, no es
ajeno a la realidad del ser humano, se mueve entre nosotros, muchas veces de
manera tan imperceptible que es imposible ver su accionar en nosotros, y es que
es tanto su AMOR por el hombre que este se manifiesta en la humildad de lo
cotidiano, donde se convierte en esperanza y luz en medio de la oscuridad
construida y mantenida por el ser humano, por ende la incapacidad de ver el
accionar de DIOS entre nosotros es causa de la oscuridad construida y mantenida
por la propia humanidad.
DIOS sigue entre nosotros, de otra
manera no podríamos entender como es que a pesar de tanta oscuridad todavía hay
esperanza, amor, solidaridad y FE, como a pesar de tanta maldad no nos hemos
sumido en la oscuridad total, todavía existe un “farolito” que alumbra la
oscuridad, DIOS sigue entre nosotros enseñándonos a amar, el
ser humano sigue caminando en el desierto buscando encontrarse con la Divinidad y con la Salvación y es
justamente en este desierto donde DIOS sale a nuestro encuentro, no de manera
sobrenatural ni con fanfarrias, sino con humildad y con perdón como aquel padre
que sale al encuentro de su hijo en la parábola del hijo prodigo, intentar
racionalizar esto es caer en saco roto ya que no se puede encerrar en simples
definiciones toda la divinidad y el AMOR de DIOS.
Mientras exista amor, esperanza y
FE, DIOS estará presente entre nosotros, de manera imperceptible y paciente
seguirá guiándonos hacia su amor, seguirá construyendo a nuestro lado el camino
de salvación ya que una simple luz puede romper la más temible oscuridad.