LA CARGA DE LA PRUEBA Y LA CARGA DE LA DUDA EN DELITOS DE FEMINICIDIO


Dentro de todo proceso legal la denominada  “carga de la prueba” siempre recae en  la parte acusadora, es decir, que estos tienen que probar indefectiblemente todas las afirmaciones  vertidas en contra de la parte acusada,  el  onus probandi es parte esencial dentro de un juicio justo ya que forma parte integral de la presunción de inocencia, por ende el acusado bajo ninguna circunstancia tendría que darse el trabajo de demostrar su inocencia, ya que se encuentra implícita en la carga de la prueba.


Este axioma legal se encuentra presente en todos los juicios penales existentes incluido el feminicidio, pero para adentrarnos en tema dejaremos en claro cual es la figura legal de este delito en cuestión, la ley Nº 348, capitulo 7 inciso 2 señala: “Feminicio es la acción de extrema violencia que viola el derecho fundamental a la vida y causa la muerte de la mujer por el hecho de serlo”  la codena por dicho delito según la misma ley es de 30 años de cárcel sin derecho a indulto, lo curioso en este tipo de casos es que a pesar de la rigurosidad de la ley los casos de feminicidio no han disminuido en lo más mínimo, según el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM) hasta el mes de agosto de este año 59 mujeres han sido asesinadas por agresión sexual, como vemos la norma en si no freno ni en lo más mínimo la gran cantidad de feminicidios en nuestro país, pareciera que a la  carga de la prueba que recae siempre sobre la parte acusadora se suma una especie de “carga de la duda”.



¿A que me refiero con esto? Al estar inmersos dentro de una sociedad fuertemente machista la mujer pasa de ser victima a sospechosa, se duda de su integridad, de su moralidad, de su actuar, se pone en tela de juicio su papel de “mujer” dentro de la familia y dentro de la sociedad, básicamente se vuelve a atropellar sus derechos, se la vuelve a victimar, se la vuelve a matar, en casos de feminicidios las victimas no solo tienen que probar la culpabilidad del denunciado, también tienen que probar, por increíble que parezca, la idoneidad de la victima.



La mujer dentro de la concepción machista tiene que desenvolverse dentro sus parametros, es decir, dentro de los parámetros patriarcalistas existentes, por ende si la victima se desenvolvía de tal o cual manera o si se vestía de tal o cual manera se van convirtiendo en indicios que a la postre pasan a ser “pruebas” que ponen en duda la idoneidad de la mujer, básicamente se la juzga como si esta hubiese sido la única y real culpable del acto violento en su contra, pareciera que con esto  el “macho”  tendría cierta atenuación a la hora de juzgar su comportamiento delictivo, en este sentido salen a relucir un sin numero de atenuantes extraños, el “macho” es victimizado frente a la victima, y por increíble que parezca, da resultado.

La victima pasa a ser la culpable, la acusada, se la juzga y se la vuelve a matar, esta vez en su idoneidad y en su integridad como mujer, si bien toda vida merece respeto y todo delito merece ser tratado por igual no podemos callar ante la gran cantidad de feminicidios que suceden en nuestro país, muchos de ellos quedando impunes debido a una administración de justicia lenta y principalmente machista, donde el delito pareciera que fuese ser mujer.

Es tiempo de cambiar, de educar mejor, de ser mejores personas, pero hasta el momento nos seguimos aplazando como sociedad, protegiendo a los “machos” con el beneficio de la duda y castigando a las victimas dudando de ellas, matándolas otra vez.



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