¿RENDIR LA IGLESIA AL MUNDO?

Existen varias corrientes modernas que ven en la relativización de la ética y la moral la mejor forma de lograr equidad e inclusión, logrando así (según ellos) una sociedad más justa y equitativa, siguiendo esta línea han ido apareciendo ciertas voces dentro de la Iglesia Católica que ven con buenos ojos este tipo de ideas, incluso adhiriéndose activamente en la relativizacion de la ética, la moral e incluso del Evangelio.

La Iglesia si bien tiene que estar en salida, anunciando y denunciando, siendo luz en medio de la oscuridad, está no debe seguir las corrientes humanas por más interesantes, llamativas o inclusivas que parezcan, veo con cierto asombro y hasta preocupación como ciertas voces dentro de nuestra iglesia con la excusa de adecuarla a los tiempos modernos van cediendo el Evangelio a favor de ideologías y corrientes modernas, ejemplo de ello vendrían a ser las opiniones y publicaciones del Sacerdote Jesuita James Martín, el cuál de manera extraña no solo desvirtúa el Evangelio (su exégesis de la parábola de los talentos es desastrosa), también cuestiona la Doctrina Social de la Iglesia en su libro "Construyendo un Puente", pero esto es solo una muestra, misas multitudinarias con música de bandas de rock famosas, testimonios extraños sobre la compatibilidad del Budismo con el Cristianismo, etc.

En el afán de llevar el Evangelio y supuestamente adecuarlo a nuestros tiempos se le va quitando esa belleza salvífica, la cual no viene de la mano de palabras bonitas. El Cristiano anónimo de Karl Rahner ha influido decididamente en esta forma de pensar, pues en su teología la Iglesia ocupa un lugar secundario en la economía de la salvación, pues cada ser humano tiene a DIOS ya implícito en su ser lo quiera el ser humano o no, con dicho precepto el acto de FE estaría demás, la salvación no tendría como protagonista a la IGLESIA, su misión salvífica e intercesora sería innecesaria, para Rahner toda persona que lucha por la justicia termina siendo un cristiano anónimo aunque este no busque dicho reconocimiento, básicamente reduce al cristianismo a una reunión de Boys Scouts, donde la FE y la IGLESIA ya no tienen sentido y por ende CRISTO tampoco.

Las nuevas corrientes ideológicas que trae consigo el siglo 21 resultan muy tentadoras de seguir, a título de tener la mente abierta  se va perdiendo la esencia del Cristianismo, la FE, esta deja de ser  imprescindible, por tanto JESÚS deja de ser el HIJO DE DIOS para convertirse en un buen tipo,  un predicador de palabras bonitas, un simple hacedor de milagros.

No se puede vivir el cristianismo sin iglesia, pues es en la reunión de fieles donde CRISTO se da a si mismo en la EUCARISTÍA, prescindir de esta GRACIA es prescindir de CRISTO mismo.

La idea de que el CRISTO en principio lideró una revolución social reduce la acción salvadora de CRISTO en la CRUZ a una mera sentencia de muerte por parte de un régimen abusivo y dictatorial, ni CRISTO  fue un revolucionario guerrillero ni  un buen tipo lleno de frases bonitas, pareciera que existe un empeño en desvirtuar la imagen divina de CRISTO y su acción salvífica en la CRUZ.

Si bien el mundo ofrece un sin fin de opciones para vivir una FE a la carta, donde solo se toma lo que  se necesita y se desecha todo aquello que incomoda, la IGLESIA tiene que mantenerse firme en sus posturas teológicas, éticas y morales puesto que todas estas posturas incómodas de la Iglesia son justamente las que guían al creyente en su camino de FE,  pues no solo dan pautas de comportamiento ético y moral, también regulan nuestro camino en comunidad, justamente por esto el desvirtuar el cristianismo y rendir la Iglesia al mundo es prioridad para muchos "pensadores", y es que la Iglesia incomoda tanto como la verdad.

La Iglesia es santa y pecadora, tiene muchas heridas encima, muchas de ellas causadas justamente por aquellos que juraron defenderla y amarla, negar esto no sería para nada honesto, pero no por ello se debe llegar a negociar valores y creencias con la excusa de abrir la IGLESIA a las nuevas ideologías que trae consigo el siglo 21, la IGLESIA debe permanecer fiel y firme, anunciando y denunciando, sin rendirse ante el mundo.

Marce Miranda Loayza

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